lunes, 3 de septiembre de 2012

Mario Carrillo, el hijo consentido

Es el hijo predilecto de mamá. Mario Carrillo es el máximo orgullo de Amelia Zamudio, su madre, quien confiesa que lo consentía.
“Sí, fue un poco consentido, porque era el más chico, pero no tuve el tiempo de consentirlo tanto, porque desde los 16 o 14 años empezó en el futbol y anduvo viajando, en las concentraciones, en muchos lugares. Lo veía cada ocho días y por eso lo consentía”, recuerda la progenitora.
A ella es a quien más le brillan los ojos cuando ve a su retoño ser el técnico de los Pumas. Lo ve como un ser que la ha plagado de satisfacciones y no tiene duda en expresar su cariño maternal ni su preferencia, pese al concepto polémico que se tiene de él en el medio del futbol mexicano.
Doña Amelia ni se inmuta, ni pierde el amor de madre ante los comentarios que se han vertido sobre la personalidad de su muchacho.
“A lo mejor no me lo crees, pero para mí es lo mejor que he tenido. Tengo cuatro hijos y él es el más chico. Me ha dado muchas satisfacciones y por eso tengo preferencia, por su tipo, por cómo es él”, describe.
A “El Capello” se le ve como un tipo soberbio, con un carácter duro y firme, así como perfeccionista. Su madre confirma parte de esa personalidad; agrega que puede ser jovial.
Lo que recomienda es que se le tenga paciencia, porque Carrillo busca siempre el ser una buena persona con todo aquel que se le acerca y con los que tiene trato.
“Tiene fuerte carácter, simpático, cuando puede serlo, nada más que hay que darle tiempo. Siempre ha sido difícil, pero no es que lo sea, sino que así es su carácter. Siempre trata de dar lo mejor y ser lo mejor para todos”, define doña Amelia.
La pasión del nuevo estratega de los universitarios siempre ha sido el futbol. Desde muy chico —recuerda su madre— se caracterizó por tener una afición al balompié que lo ha llevado al extremo de entregarse a su profesión como director técnico y antes como futbolista profesional.
Pero tuvo otros rasgos dignos de cualquier infante. La señora Zamudio no pierde la sonrisa cuando rememora cómo era el pequeño Mario desde sus primeros pasos.
“Fue un niño juguetón, distraído, pero siempre, siempre le gustó el futbol, más que las demás cosas y por eso tomó ese camino en su vida”, enfatiza la mamá.
La escuela, según doña Amelia, le costó trabajo a Carrillo, más que por falta de capacidad o ganas de estudiar, por tener que compaginar su afición por el deporte con su carrera de dentista en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Él [Capello] siempre estudió en la tarde y en la mañana, el futbol. No tenía muy buenas calificaciones, pero no reprobó. Siempre salió adelante y compaginó la carrera con el futbol, desde los 14 años. Salía a jugar y dejaba la casa”, rememora.
Como su madre, Amelia Zamudio lo acompaña y le desea el mejor de los éxitos a Mario Carrillo en su aventura como estratega de los Pumas. Es su fan, porque es lo mejor que le ha pasado, porque es su hijo predilecto a quien siempre consentía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario